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      Reseña "Rompan todo: La historia del rock en Latinoamérica"

      Vladimir · Friday, 18 December, 2020 - 02:41 · 8 minutes

    Hay una frase que siempre recuerdo al escribir de rock, pero que no sé exactamente cómo es, atribuida a Jimmy Hendrix versa algo del estilo:

    Tratar de escribir sobre rock es como tratar de capturar el poder de una ola en una fotografía

    No recuerdo si es exactamente así, si el necio trata de atrapar la ola en una fotografía o en una botella de vidrio. Se puede adaptar al gusto la frase lapidaria y ya cada quien le da autoría.

    Hay otros comentarios absolutistas del estilo, uno muy famoso atribuido a Frank Zappa. Y en este punto prefiero parafrasear a David Cortés cuando dice que quién sabe que tipo de periodistas trabajaron en ese momento con ellos, pero hay gente que hace un mejor trabajo. Lamentablemente no es el caso de la serie documental de Netflix en lo que respecta a rock mexicano.

    Empezando por el nombre hay dos frases que llaman un poco al engaño, cuestión ya complicada pues el título está formado por dos frases. "Historia del rock en Latinoamérica" no es tan cierto, y no sólo por la mayoría de países latinoamericanos que quedan fuera de la supuesta historiografía, pero sobre todo porque se deja fuera a Brasil. Esto puedo entenderlo, por las diferencias de idiomas Brasil es un país un tanto exótico en el terreno del rock para el resto de Latinoamérica, al menos en México. Pero además siendo Brasil una potencia musical en el mundo, el contenido local cubriría una parte mucho más grande del documental, que de por sí en partes está a las prisas y en otras apenas se menciona los temas con dificultad.

    La segunda frase que puede causar confusión va acompañada del intro de la serie: "Rompan todo" con imágenes de potentes conciertos de rock, momentos de salvajismo y frenesí por la potente música. Por fortuna se hablan de bandas con múltiples matices y sólo al final tratan de dar un cierre supuestamente salvaje, pero completamente anticlimático teniendo a Alex Lora en toda su egolatría y su caricaturesca personalidad llamando a la "rebelión". Eso ya ni como chiste se mantiene. Se habla de momentos explosivos en conciertos, de la energía, pero es claro que la supuesta temática de la serie es el momento político e histórico dialogando con el rock.

    Hablar del rock es demasiado vasto, hablar de la historia del rock, y si es en una región tan amplia, se ve imposible, lo reconozco. Acotar el tema al contexto en el que sucede me parece una excelente idea, y aunque en muchos de los casos no es el rock el protagonista principal del momento histórico, afecta y se ve afectado por él. Cuando se trata en la serie del rock argentino pienso que el esfuerzo es valioso. Yo no sé mucho del rock argentino, pero al menos parece cubrir los momentos, desarrollar de forma rápida los relatos del rock e incluso confrontar en ocasiones visiones distintas. La cantidad de invitados es inmensa.

    Pero en el rock mexicano, en el que me permitiré explayarme para esta reseña, o las cosas entran muy a la fuerza, apenas como relatos personales y con muy pocos personajes, diría que casi nadie. Hay momentos históricos, los de inicios de la segunda mitad del siglo veinte donde es claro que el rock mexicano no estuvo, salvo en gestación posiblemente, de acuerdo al relato personal de ciertos rockeros. Para los años ochentas donde el terremoto, la huelga del CEU en la UNAM y las elecciones del 88, donde el rock en la cuestión social sí estuvo más presente, es apenas mencionado. Se salva un poco por la presencia de Rocko de la Maldita Vecindad. Pero es más importante para los productores y guionistas hablar del nacimiento de una industria, prestarle atención a Maná como producto de una gran discográfica, que ahondar en la historia de Rockdrigo González, apenas reducido al muerto del rock en el terremoto de 1985.

    Está bien, sería exageración de mi parte pedir que se cubra mejor el movimiento de rock rupestre, que se llegara a mencionar a Jaime López o al Haragán, por la relevancia que le dan a entrevistar músicos convertidos a ejecutivos de grandes disqueras, marcar como momento histórico el nacimiento de MTV latino, es claro que el documental trata de cubrir agrupaciones que trasciendan sus fronteras (ahh!, pero en Argentina si hablan de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota), no pueden hablar de todas las escenas subterráneas (aunque en Colombia gracias a Héctor Buitrago de Aterciopelados se recuerda a la escena punk hardcore), no pueden ser tan exhausitivos.

    Pero aún aceptando su visión hacia los grupos mexicanos famosos en todo Latinoamérica es clara la pésima labor del documental de invitar a los protagonistas. Nadie estaría en desacuerdo en que se mencione a Caifanes, y se menciona, pero no se entrevista a uno sólo de sus integrantes. Para hablar del 68 se entrevista a Camilo Lara del Instituto Mexicano del Sonido, proyecto que apareció hasta el 2006. Javier Bátiz, lleno de sentimiento habla de la muerte de Rockdrigo González, no me queda muy claro si eran tan cercanos pero considero hubiera sido un muy buen detalle entrevistar a alguno de sus compañeros. En una escena aparece Fausto Arrellín, quien seguro hubiera estado muy dispuesto a hablar de Rockdrigo, pero parece que Bátiz era una mejor opción para el director y productor.

    No deja de ser contradictorio que la serie trate de hablar de la violenta historia de nuestro países y cómo el rock apareció, tomó fuerza y sufrió la historia, pero cada país es presentado en cortinilla por la imagen desde un moderno drone de los centros financieros, los edificios derivados de las mortales políticas económicas en cada país, y lo ponga como estampa del rock. No aparece el conurbado, no aparecen los conglomerados de viviendas que, al menos en mi imaginación, suenan más a rock latinoamericano, que la lujosa oficina de un ejecutivo de alto rango en el enésimo piso de la torre Mayor sobre el paseo de la Reforma.

    Al final la serie documental empieza a correr para supuestamente incluirlo todo, avienta como barajas ciertas bandas, descontextualizadas, sin conexiones entre sí, y trata de cerrar con un discurso de equidad de género. Si su intención era incluirlo bien pudieron hacerlo desde episodios antes, para el caso de Argentina sucede con Viudas e Hijas de Roque Enroll, aunque apenas mencionado, pero en México no fueron capaces de entrevistar a Cecilia Toussaint.

    En esta baraja descontextualizada lanzan la música electrónica, el hiphop, el funk y hasta a Calle 13. En esto es importante dar un contexto, ¿porqué se le trata cómo rock si claramente es otro género? ¿Es por el gusto en los jóvenes? Si ese es el caso ¿porque dejaron fuera ciertas expresiones de ritmos afroantillanos? ¿Lo que los une es que estaban en las mismas disqueras y ahora se presentan en los mismos festivales? De ser el caso, parece una razón demasiado comercial ¿porqué no explicarlo más?

    En los momentos finales Andrea Echeverri de Aterciopelados menciona que ya no existen las disqueras y esas grandes casas productoras ¿pero entonces qué es lo que existe que decide la lista de invitados a este documental? Porque hay un claro sesgo de a quién se le da voz y a quién no, al menos en México. El director de esta serie documental, Picky Talarico, fue director de videos de Juanes, Cristian Castro, Arjona y Gustavo Cerati. Eso nos puede dejar algo por pensar.

    No me agrada hacer una reseña sin dar una cosa positiva, así que aquí la agrego, pero ese positivo no está dentro de este documental, al menos no en el rock mexicano (quizá en el argentino se pueden salvar cosas, pero me gustaría leer la reseña de un argentino).

    Para conocer mejor la relación del rock mexicano y los movimientos sociales me parece mejor acercarse a dos libros del mismo autor, Jorge Velasco García: "El canto de la tribu. Una historia sobre el movimiento alternativo de la música en México" editado por CONACULTA, hoy Secretaría de Cultura, y "El Sonido de la Resistencia. Patrimonio musical. El canto popular en los movimientos sociales del siglo XXI en México " en el Angelito Editor. Estos ensayos son más amplios que el rock, cubren la música popular, pero siendo el autor ex bajista de varias bandas de rock y blues hay un espacio importante para el género. No sólo se habla del momento histórico y la música, incluso se menciona la organización política de músicos, la adopción de cierta música por los movimientos sociales.

    Claro, esto no suena a caos y divertido desenfrene, a sexo, drogas y bachata, pero tampoco suena a MTV latino, a disquera/productora de conciertos diciéndote qué escuchar y que debes interpretar de música tan nociva, aburrida y misógina como la de Molotov. Pero claro, en el mismo episodio hablan de la equidad de género.

    Esta serie documental no tiene nada que aportar a la historia del rock en México, muchas de las cosas que mencionan son bien conocidas, mejor relatadas por otras personas. Si acaso hay un comentario valioso, quizá en Julieta Venegas, con Sergio Arau, Rocko o quizá hasta del mismo Bátiz, queda borrado por las idioteces de Alex Lora.