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      Reseña "Sleater Kinney NPR Music Front Row"

      Vladimir · Friday, 11 December, 2020 - 18:37 · 4 minutes

    Sleater Kinney es una banda estadounidense, de acuerdo a su biografía en Wikipedia se formaron en Olympia Washington, aunque durante el concierto dicen venir de Portland Oregon, seguramente en sus más de 20 años de trayectoria (en el momento del concierto) deben haber cambiado de domicilio. Desde 1994 hacen música que han ligado al movimiento Riot Grrrl, música creada por mujeres en su mayoría, con contenido político y una visión feminista. Por lo regular asociado al punk, pero como se puede oír con Sleater Kinney los sonidos pueden ser más diversos sin dejar la relevancia del contenido.

    El concierto sucede en una sala mediana, los locutores mencionan que hay cerca de 1200 personas, en la ciudad de Washington. En un gran servicio de la radio pública estadounidense el concierto fue transmitido, no sé si en tiempo real o diferido, por algunas estaciones públicas del país. Esto tiene un doble valor: ya que la sala no es un estadio, abre la presentación a un público mayor, pero además es un reconocimiento de uno de los servicios culturales públicos a la importancia de la banda en la cultura de Estados Unidos.

    La radio pública y universitaria tuvo un papel relevante en que esta música fuera conocida. Quizá Sleater Kinney ya en los últimos años de la explosión de la música independiente que llevó a la fama mundial a bandas como Nirvana, Sonic Youth, Alice in Chains, bandas que en sus inicios no tenían espacio radial salvo en las estaciones universitarias. A pesar de la preponderancia ya de la televisión en donde incluso canales musicales generaban cambios en el mercado, y a decir de una famosa canción de los ochentas, los "videos mataban a las estrellas de radio", para el sonido del rock independiente ser una estrella de video parecía demasiado falto de contenido. Claro, la gran fuerza del capitalismo tardío y del nacimiento del neoliberalismo es su capacidad de absorberlo todo, Nirvana, Pearl Jam y Alice in Chains eran presencias importantes en los canales de videos, donde incluso gracias a ellos crearon un nuevo nicho de mercado, los "unplugged".

    Pero eso mismo no sucedió con varias bandas de la época. Sonic Youth tenía tintes demasiado experimentales como para entrar en la rotación diaria de esos canales, Bikinni Kill y Sleater Kinney parecían tener demasiado contenido político como para protagonizar un unplugged. Quizá por ello mismo aún en años recientes el concierto de Sleater Kinney es transmitido por la radio pública.

    El concierto muestra que a pesar de los años su música sigue teniendo una energía envolvente y explosiva, que su mensaje sigue teniendo importancia y que hay causas por las que se han manifestado en su música que aún son actuales. Y una de las causas que podemos ver directamente es la de la posición de las mujeres en el rock. Ya les he hablado de lo que sucedió con algunos de sus contemporáneos, quizá sólo anteriores por pocos años, como Nirvana y Pearl Jam, quienes sin lugar a dudas son conocidos. Pero de todas estas bandas de la época del grunge y del rock indie son muy pocas las mujeres reconocidas: quizá Kim Gordon de Sonic Youth, aunque era la única mujer de la banda, y Courtney Love de Hole, pero se recuerda más por ser viuda de Kurt Cobain e incluso se le asocia una terrible imagen.

    Un grupo formado por tres mujeres, Corin Tucker, Carrie Brownstein y Janet Weiss, apoyadas por Katie Harkin para mejorar su sonido en vivo (aunque en algunas de las partes más energéticas, como las canciones "Ironclad" y "Youth decay" las tres integrantes tienen la potencia suficiente para darnos una ejecución increíble), que se ha mantenido activo por cerca de 20 años, con un receso de 7 años, incluso publicando un disco nuevo el año pasado en el que la talentosa y compañera casi desde el inicio de la banda Janet Weiss se despidió de la banda. Que se mantengan tocando, que continúen mandando mensajes y evolucionando en su sonido es una batalla importante en el rock. Mirando al público asistente se puede distinguir una mayor presencia femenina que sigue disfrutando de canciones clásicas y más actuales, pero incluso saltando las barreras raciales hay mujeres afroamericanas disfrutando del concierto. Los hombres también cantan y gritan con la música, en una colectivo más allá de las divisiones.

    El sonido ha evolucionado de un punk a un género más variado, donde igual entran ritmos más tranquilos pero no sin perder la energía. Es de notar que no hay bajo en la constitución de la banda, incluso en algunas de las canciones en que Katie Harkin entra a apoyar las cuerdas lo hace con una tercera guitarra. Para cubrir en la parte rítmica esta falta de bajo Tucker y Brownstein muestran el dominio de sus guitarras, aunque más dinámica me parece Janet Weiss, la batería cubre en su mayor parte la sección rítmica dejando que las guitarras hagan coloridas e interesantes imágenes melódicas, incluso generando atmósferas con las cuerdas.

    Es lamentable saber que quizá ya no podamos ver esta misma alineación tocando, pero es alentador ver que sonidos nuevos tendrán por su lado Tucker y Brownstein, y ojalá un proyecto nuevo de Weiss.