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      La sorprendente confesión del New York Times sobre la respuesta sueca a la pandemia

      ancapism.marevalo.net / IJM Analisis Diarios · Saturday, 15 April, 2023 - 10:00 · 5 minutes

    John Miltimore . Este artículo ha sido publicado originalmente en FEE .

    Hace un par de semanas, The New York Times publicó un artículo que habría sido impensable hace unos años. «¿Cómo acabó Suecia sin mandato con una pandemia tan media?», se preguntaba el titular.

    El escritor del Times David Wallace-Wells no acepta las afirmaciones de que Suecia -que suscitó intensas críticas por negarse a entrar en bloqueo en 2020- tuvo la tasa de mortalidad excesiva más baja de Europa , con sólo un 3,3% más de muertes de lo esperado, el porcentaje más bajo entre los países de la OCDE. Pero admite que «es difícil argumentar sobre la base de la experiencia epidemiológica de Suecia que su política fue desastrosa».

    Puede que esto no parezca una gran concesión, pero lo es.

    Suecia no ha cumplido con las expectativas de mortalidad

    La Dama Gris informó en 2020 de que «Suecia se ha convertido en el cuento con moraleja del mundo» por su respuesta al Covid, y al Times se unió un coro de medios de comunicación (y el presidente Donald Trump ) que alegaron que Suecia había «chapuceado en la pandemia» y amplificado el virus.

    Hoy sabemos que no fue así. Wallace-Wells parece envidiar a Anders Tegnell -el arquitecto de la política sueca- por dar una «vuelta triunfal a través de los medios». Pero vale la pena señalar que el epidemiólogo recibió amenazas de muerte por su respuesta a la pandemia, que parece mejor con cada semana que pasa.

    El éxito de la estrategia sueca sigue siendo objeto de debate. Wallace-Wells se muestra escéptico sobre las afirmaciones suecas de que el país tuvo el menor exceso de mortalidad de Europa. Dice que el conjunto de datos es imperfecto y no está ajustado a la demografía. Pero está claro que Suecia obtuvo mejores resultados que muchos países en aislamiento. Los datos de la Organización Mundial de la Salud a los que hace referencia muestran que los suecos tuvieron una tasa media de exceso de mortalidad de 56/100.000, mucho mejor que Italia (133), Alemania (116), España (111) y el Reino Unido (109).

    Independientemente de los datos que se elijan, hay un hecho indiscutible: esto no es lo que predijeron los modelizadores.

    40 millones de muertos (por ejemplo)

    Es importante recordar que una de las razones por las que los países entraron en bloqueo fue que el Imperial College de Londres predijo que hasta 40 millones de personas morirían en nueve meses si no se controlaba el virus. Esos mismos modeladores predijeron que Suecia sufriría 96.000 muertes en julio de 2020 si la nación no cerraba.

    Y no fue así. (El número real de muertes en julio de 2020 fue de 5.700).

    Así pues, tanto si se acepta la afirmación de que Suecia tuvo el menor número de muertes excesivas de Europa como si simplemente tuvo un rendimiento «medio», está claro que los modelizadores se equivocaron terriblemente.

    Wallace-Wells no aborda estos errores de modelización, pero sí subraya la ineficacia de las normativas gubernamentales. Admite que «los mandatos pueden importar algo menos que el comportamiento social y la propia enfermedad, y seguramente menos de lo que queremos creer».

    Así en Finlandia y Noruega como en Suecia

    La gente seguirá debatiendo sobre los confinamientos, por supuesto. Señalarán que países como Finlandia y Noruega tuvieron menor mortalidad por Covid que Suecia, ignorando que (como Wallace-Wells también señala) estos países en realidad tenían políticas menos estrictas que Suecia durante gran parte de 2020, según el Coronavirus Government Response Tracker de Oxford. (Al parecer, los vecinos se apresuraron a adoptar el enfoque de «toque más ligero» de Suecia).

    Sin embargo, esto no significa que no tengamos respuestas claras. Al principio de la pandemia, formulé una pregunta proactiva: «¿podría funcionar realmente el enfoque sueco de laissez-faire frente al coronavirus?».

    Había otro sendero

    Aunque Wallace-Wells no llega a responder afirmativamente, incluye una cita reveladora de François Balloux, director del Instituto de Genética de la UCL y profesor de biología computacional en el University College de Londres.

    «Lo que el ‘modelo sueco’ sugiere realmente es que las medidas de mitigación de la pandemia pueden aplicarse eficazmente de forma respetuosa y en gran medida no coercitiva», escribe Balloux. Esto es lo más parecido a una admisión de «lo sentimos, estábamos equivocados» que es probable que veamos en el New York Times .

    Declaración de Great Barrington

    Después de todo, las medidas no coercitivas que menciona Balloux son precisamente las que los defensores del enfoque sueco, incluidos los firmantes de la Declaración de Great Barrington, habían defendido todo el tiempo. (Wallace-Welles tiene razón cuando señala que Suecia nunca adoptó un enfoque de «dejar hacer», como muchos afirman).

    Lamentablemente, la mayoría de los países adoptaron en su lugar medidas altamente coercitivas, incluso tiránicas, creyendo que tenían los conocimientos necesarios para planificar la sociedad. Al hacerlo, ignoraron la advertencia del Premio Nobel de Economía F.A. Hayek, quien advirtió que «si el hombre no quiere hacer más mal que bien en sus esfuerzos por mejorar el orden social, tendrá que aprender que en éste, como en todos los demás campos en los que prevalece una complejidad esencial de tipo organizado, no puede adquirir el conocimiento completo que haría posible el dominio de los acontecimientos».

    Ya lo dijo Hayek

    Esta es la mayor lección de la pandemia: Los planificadores centrales no poseen los conocimientos necesarios para organizar eficazmente la sociedad, pero sí el poder para destrozar el orden social… rápidamente. Esta es precisamente la razón por la que Hayek dijo que era imperativo que los que tienen el poder aborden la sociedad con humildad.

    Algunos parecen haber aprendido esta lección. Wallace-Wells dijo que «da humildad reconocer» que los mandatos simplemente eran incapaces de hacer lo que muchos creían que podían hacer. Esperemos que otros aprendan también esta lección y ofrezcan a los suecos y al Dr. Tegnell una merecida disculpa.

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      Cómo y por qué Italia introdujo los confinamientos en Occidente

      ancapism.marevalo.net / IJM Analisis Diarios · Tuesday, 7 March, 2023 - 11:00 · 9 minutes

    La eficacia de una propaganda política depende esencialmente de los métodos empleados y no de la doctrina en sí. Las doctrinas pueden ser verdaderas o falsas, pueden ser sanas o perniciosas, eso no importa. Si el adoctrinamiento está bien conducido, prácticamente todo el mundo puede ser convertido a lo que sea.

    Aldous Huxley

    • Los confinamientos ante pandemias no tienen precedentes en la historia contemporánea
    • Las pandemias de 1918, 1957 y 1968, sin confinamientos, no produjeron daños económicos
    • Todos los estudios rigurosos no han mostrado más beneficios que perjuicios de los confinamientos
    • Italia introdujo el experimento de los confinamientos en Occidentes por razones políticas. Sus vínculos y acuerdos con China no tenían parangón en ningún país europeo en 2020

    Al contrario de lo que podamos pensar, y de lo que nos hayan hecho pensar, el confinamiento de poblaciones enteras ante la aparición de un patógeno no tiene precedentes. No, al menos, en la era contemporánea. Históricamente con razón el Nobel de Química en 2013 Michael Levitt criticó los confinamientos de 2020 como una ‘estrategia medieval’.

    Otras epidemias

    Por ejemplo, en 1968-69 EEUU sufrió la pandemia de la gripe de Hong Kong y jamás se consideraron confinamientos. Tampoco el uso de máscaras por la población. Y se mantuvo una normalidad, tal como la celebración del histórico Festival de Música de Woodstock, un hito en la historia del movimiento hippy norteamericano.

    Lo mismo podemos decir de la pandemia de gripe H2N2 de 1957-58. El abordaje de ambas pandemias fue tan alejado de cualquier medida extrema y totalitaria que apenas las recordamos. Tampoco la famosa pandemia de gripe española de 1918, la que mayor tasa de mortalidad ha producido a nivel global en la era contemporánea, generó ninguna respuesta de confinamientos poblacionales.

    Es por ello que la respuesta al covid19 sí ha producido enormes y profundos daños económicos, pero vagamente la gripe española. No fue el virus, sino el desastre evitable de los confinamientos y los cierres. Los economistas Efrain Benmelech y Carola Frydman escribieron sobre la pandemia de 1918: “la gripe española apenas dejó marca en el agregado de la economía norteamericana. Incluso según algunas estimaciones la economía creció en 1919 un 1%.

    El modelo chino

    El covid19 desató una estrategia extrema sin precedente alguno en la historia moderna de la salud pública. La respuesta a por qué se hizo reside simplemente en una dictadura comunista que impuso su modelo. Hasta 2020, ni siquiera la OMS establecía en los protocolos de respuesta a pandemias víricas los confinamientos poblaciones como una opción sensata y científica. Igual que había descartado por cierto el uso de máscaras de acuerdo a la mejor evidencia.

    Por supuesto toda estrategia cincelada por una dictadura tiene su propaganda, y los medios (en su inmensa mayoría bien regados con millones de dinero público) justificaron las medidas extremas bien con 4.000 vidas salvadas en nuestro país o bien con 450.000 poco después sin importar la incongruencia, usando los mismos tipos de modelos cocinados que el Imperial College en Reino Unido en marzo de 2020 se sacó de la manga para intentar dar aspecto científico a los confinamientos. Mientras se crearon modelos para justificar lo que la acción política de entonces quería. Se ignoraron todos los estudios robustos, minuciosos y basados en evidencias que desde 2020 echaban por tierra la utilidad de los confinamientos.

    Lockdown files

    Por cierto, los medios españoles parecen apenas hacerse eco de la publicación por The Telegraph, el principal y más prestigioso rotativo británico, de los Lockdown Files , Documentos o Trama del Confinamiento. Estos documentos dan para un reportaje en sí mismo, y han puesto contra las cuerdas al gobierno británico. Demuestran, con más de 100.000 mensajes, que las medidas de restricciones, confinamientos, mascarillas no se basaron en ciencia y evidencia sino en poder, política y control.

    Mientras, el propio ministro de Sanidad se mofaba de los ciudadanos víctimas de los encierros. Todo ello, según confirma el Telegraph , con la cómplice colaboración de medios como la BBC para azuzar en la población un clima de medio y pánico que generase obediencia.

    Mortalidad y confinamiento

    • Ya en mayo de 2020, la periodista de Bloomberg Elaine He publicó ‘Los datos del experimento del confinamiento en Europa ven la luz’ que usaba un baremo de la U. de Oxford sobre lo estricto de cada confinamiento en cada región o país. Tras comentar los diferentes enfoques de distintos países europeos y de EEUU, afirma “como se observa en los gráficos, hay muy poca correlación entre lo estricto de los confinamientos y la capacidad para reducir la mortalidad”
    • The Lancet analizó en verano 2020 datos de 50 países. Halló correlación de mortalidad covid con obesidad o tabaquismo, pero ninguno con que la población estuviera confinada.
    • Frontiers in Public Health en noviembre de 2020 presentó un análisis de 160 países durante toda la primavera verano y otoño de ese año. Concluyeron: “La adherencia a las medidas establecidas para combatir la pandemia como los confinamientos no tiene relación con la tasa de mortalidad”
    • La Universidad de Tel Aviv en Israel recopiló para otoño de 2020 los datos de movilidad que Apple publicó para millones de usuarios de iPhone. El estudio no halló ninguna correlación de la tasa de mortalidad de un área dada con lo estricto de un confinamiento ni con su duración.

    Universidad de John Hopkins

    En 2022 el debate de los confinamientos lo cerró un estudio de la U. John Hopkins (finalmente la prensa sí dio cuenta del mismo, como aquí ABC , o aquí La Razon ) que concluyó que en el mejor de los casos la mortalidad covid la redujeron un ínfimo 0.2%, ello claro sin tener en cuenta toda la mortalidad total extra que generaron.

    Pero, ¿por qué precisamente Italia fue el abanderado occidental de los confinamientos que hizo a los demás países imponer dicha estrategia medieval? No fue sin duda casualidad. Y las razones profundas y verdaderas para entenderlo no residen en la epidemiología de febrero de 2020 sino realmente en otra cuestión: la política.

    Cómo Xi Jinping cerró el mundo

    El columnista y abogado de San Francisco Michael P. Senger realiza una labor de investigación encomiable en su best-seller que traducido se leería como “Encantador de serpientes: Cómo Xi Jinping cerró el mundo”. En él, establece las claves para entender el papel fundamental de Italia para desatar en Occidente entero como un dominó la espiral de encerrar a las poblaciones en sus casas a pesar de no tener ni precedentes históricos ni evidencia científica. Imponiendo por tanto un modelo de corte dictatorial sin ciencia ni ética. Y para resumirlo, nos ceñiremos objetivamente a hechos, sucesos y eventos contrastados y contrastables.

    Italia, desde el inicio de su república en el siglo XIX ha sabido mantener una democracia formal con un grado elevado de corrupción endémica propio de otro tipo de países. En 2013, el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo empezó a despuntar como un partido populista, una plataforma política que estableció tempranos vínculos e influencias de China que no hizo sino reforzarlas conforme fue ganando poder, tal como incluso reconocía el New York Times hablando de las alianzas de Italia con China justo un año antes de todos estos eventos, en marzo de 2019.

    Italia

    En 2018 Giuseppe Conte, del Movimiento 5 Estrellas, había logrado ser nombrado primer ministro de Italia. Y no por casualidad pronto Italia fue el primer país europeo en firmar un acuerdo de infraestructuras sin precedentes en nuestro continente con el país comunista.

    Justo el mismo día en que se cierra ese acuerdo, el 23 de marzo de 2019, el entonces ministro italiano de sanidad, el también miembro del 5 Estrellas Giulia Grillo firmó un acuerdo bilateral China-Italia denominado ‘Plan de Acción de Cooperación Sanitaria’.

    En realidad, ese plan era una continuación de la cooperación sanitaria iniciada por el antiguo primer ministro italiano miembro del Partido Comunista del país en el año 2000, Massimo D’Alema. Para 2019, D’Alema servía a la estructura del Partido Comunista de China y lideraba un nuevo partido italiano, el Articolo Uno.

    En septiembre de 2019, Roberto Speranza debuta como nuevo ministro de sanidad siendo miembro del partido Articolo Uno y justo un mes después el primer ministro Conte visita las oficinas de Technogenetics , una empresa china en Italia que desarrollaría semanas después los primeros test PCR que se usaron en Wuhan. Es difícil no asombrarse de este cúmulo de acontecimientos que resulta hoy imposibles analizarlos como casualidad.

    Diplomacia china

    El 8 de noviembre de 2019 el ministro de sanidad Speranza firmó un acuerdo de implementación del arriba mencionado acuerdo de cooperación sanitaria de meses atrás y el día 23 de ese mes el fundador del Movimiento 5 Estrellas Beppe Grillo tuvo un largo encuentro con el embajador chino del que nunca trascendió nada.

    El 21 de febrero de 2020 Lombardía anunció el primer confinamiento al estilo de China, y dos días después fue la primera vez que un país occidental declaró legalmente un confinamiento en la historia moderna.

    El 9 de marzo Italia declara por primera vez un confinamiento nacional, al poco de lo cual enviados de China recomiendan a las autoridades italianas las más duras medidas posibles. A partir de entonces comenzó una avalancha de pánico y desinformación coordinada desde China en Italia y muchas imágenes de muerte e incluso camiones militares con cadáveres que luego se demostraron noticias o imágenes falsas , falsas , falsas y falsas .

    Fiarse del Gobierno no es una buena idea

    Es difícil saber si algún día conoceremos toda la verdad o la parte esencial de ella, o al menos la llegará a conocer nuestra generación, sobre las manipulaciones, los fraudes y las mentiras que condujeron a encerrar a docenas de millones de personas en el mundo a partir de 2020 y que produjo tal catástrofe social, y ello sin haber además tenido ninguna utilidad para lo que se justificaron.

    Si algo deberíamos haber aprendido de aquellos sucesos es que el Gobierno y las autoridades públicas son muchas veces las últimas personas y organizaciones en que se puede confiar. Como algún liberal en las redes acuñó durante 2020, ‘la mejor teoría de la conspiración es creer que el Gobierno está para cuidar de ti’.

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      Cómo la censura, la propaganda y el miedo implantaron la pseudociencia de las mascarillas

      Adolfo Lozano · ancapism.marevalo.net / IJM Analisis Diarios · Wednesday, 4 January, 2023 - 11:00 · 13 minutes

    Es más fácil engañar a alguien que convencerle de que ha sido engañado

    Mark Twain

    Era el 4 de marzo de 2020 cuando la autoridad reguladora de publicidad en Reino Unido, la ASA, prohibió dos anuncios de fabricantes de máscaras por decir que prevenían la propagación de virus. En efecto, es lo que decía toda la ciencia y evidencia existentes, pues uno tras otro todos los estudios controlados sobre gripe y virus respiratorios habían fracasado siempre en hallar utilidad a llevar una máscara (ver 1 y 2 artículos detallados). En 2013 la OMS en su Twitter oficial confirmaba que no eran útiles contra gripe y otros virus, e incluso fue más allá afirmando que “su mal uso podría aumentar el riesgo”. Recientemente, el Dr Jha, asesor sanitario de la Casa Blanca reconocía que no hay estudio que muestre que las máscaras -refiriéndose a las de tela y quirúrgicas- funcionan contra virus, y veremos más adelante cómo el primer estudio controlado de máscara quirúrgica vs FPP2 frente a covid no halló diferencias estadísticas. También recientemente vimos cómo las muchedumbres de fans sin máscaras en el Mundial de Qatar indignaron a los chinos, igual que aquí pasaba unos meses antes, y eso sin embargo a que de nuevo no hay correlación: Qatar durante y tras el mundial tuvo contagios a la baja sin usar máscaras, al mismo tiempo que la enmascarada al 100% Hong Kong experimentó un ascenso de los mismos de modo semejante a Corea del Norte. Otro pretendido argumento curioso (por lo simple que es desmontar) es que en 2021 la gripe se desvaneció por el uso de máscaras, argumento chocante al menos por dos razones evidentes:

    • ¿Si tan útiles eran esas máscaras por qué hubo en 2021 diversos repuntes de contagios de covid y niveles de transmisión importantes?
    • ¿Si tan buenas eran esas máscaras contra la gripe por qué en 2021 tampoco hubo gripe en los países que no usaron máscaras? Veamos cómo Suecia, el país sin máscaras, vio desvanecerse la gripe al mismo tiempo que EEUU y poco después de por ejemplo Australia en el otro hemisferio.

    Como más de dos años nos han mostrado, todas las olas y repuntes en todo el mundo observando regiones, estados, condados, países van y vienen sin la más mínima influencia del uso o no de máscaras.

    A pesar de la evidencia, por desgracia sigue habiendo autoridades que la niegan como el departamento de salud del estado de Colorado, aunque incluso sus propios datos muestran nula diferencia entre condados con y sin máscaras. El nivel de negación de la realidad puede ser realmente preocupante por las propias autoridades sanitarias que se presumen informadas.

    Rastreando el punto en que se empezó a negar la evidencia y crearse una ciencia creencia paralela, todo cambió en algún punto entre marzo y abril de 2020. En marzo de 2020, Anthony Fauci en EEUU decía en público que las máscaras no tenían sentido para el común de la población ( aquí en el programa de máxima audiencia 60 Minutes ), lo mismo que decía Fernando Simón en España. Es más, el propio Fauci reconocía que las máscaras no tenían utilidad cuando el 31 de marzo de 2020 dijo en correos electrónicos -revelados tiempo después- a gente de su confianza y departamento que no la usaran en su vida diaria. Era lo que en efecto decía la evidencia.

    Antes de regresar a Fauci y su cambiante opinión, merece la pena saber que en verano de 2022 se publicó el probablemente mejor estudio observacional sobre máscaras y covid. Probablemente el mejor porque compara durante meses dos distritos escolares cercanos en Dakota del Norte con una política y uso real de máscaras diametralmente opuestas en escuelas, con casi idéntica población escolar (12.000 estudiantes por distrito) y misma distribución socio-económica y racial-cultural (80% blancos, 80% clase media y alta), incluso mismos alumnos promedio por clase (entre 19 y 23 según el curso). Hablamos de los distritos de Fargo y West Fargo. Es más, todas las demás posibles ‘medidas covid’ fueron idénticas en cuanto a tests, limpieza, reuniones y aglomeraciones, ventilación, cuarentenas…etc La única variable distinta, y radicalmente distinta, fue el uso de máscaras. En un distrito los escolares estaban obligados a usarlas, en el otro no. La Dra Tracy Hoeg y el profesor de políticas de salud pública Neeraj Stood de la U. de California del Sur junto con el analista de datos Josh Stevenson establecieron el uso real de máscaras por prácticamente el 100% en el distrito con obligación y no superior al 5% en el distrito sin obligación, entre inicio septiembre 2021 y final enero 2022. Recordemos que toda medida fue idéntica en distritos escolares perfectamente intercambiables, excepto el uso de máscaras. Parece el estudio observacional definitivo sobre máscaras ¿Cuál fue la diferencia entre que el 100% la usara versus que el 95% como mínimo nunca la usara? Éstos son los resultados brutos gráficamente.

    En números acumulados totales, en un distrito hubo un 12,9% de contagios entre escolares, en otro un 13,0%. Es casi imposible números más iguales. Podemos ir un paso más allá que corrobora de nuevo el impacto e influencia cero de usar o no máscaras a la hora de contagiarse o no. A finales de enero el distrito escolar con máscaras obligatorias dejó de hacerla obligatoria. ¿Qué ocurrió? Pues los contagios empezaron a caer, exactamente igual que cayeron también en el distrito que nunca uso máscaras. Los autores, en las conclusiones, afirman: “Esto es consistente con la literatura científica”.

    Así es, pues de hecho Journal of Infection publica en diciembre de 2022 un estudio sobre la ausencia de correlación entre uso de máscaras en escuelas y contagios. Más gráficamente aún, vemos incluso como en promedio todos los distritos escolares con máscaras obligatorias en EEUU tuvieron más contagios en 2020 y 2021, y no menos según la recopilación de datos de la doctora en economía Emily Oster de la Universidad de Brown.

    En noviembre de 2022 se publicó otro estudio, éste de referencia al ser controlado y el primero que se hizo de este tipo sobre efectividad de máscaras FPP2/N95 versus máscaras quirúrgicas frente al covid.  Se intentó refrendar con un estudio de la mayor calidad posible en la vida real la creencia de que las FPP2 aportan una protección significativa superior a las quirúrgicas, tal como numerosas autoridades desde 2021 especialmente han asegurado. Aparecido en el Annals of Internal Medicine , el estudio llevado a cabo en 29 centros sanitarios de países como Canadá, Israel o Egipto entrenó a sanitarios para llevar o bien sólo y constantemente una máscara quirúrgica o bien sólo y constantemente una FPP2 perfectamente ajustada, controlándose cada grupo de sujetos durante 10 semanas con tests rutinarios de covid para evaluar incidencias de contagios. En total se controlaron a unos 500 sujetos con máscara quirúrgica y a unos 500 con FPP2. ¿El resultado final? 47 versus 52 contagios, es decir, ‘sin diferencia estadística’. En realidad, el resultado no debería sorprender ya que los mandatos de máscaras FFP2 que hubo en Baviera en Alemania y en Austria durante 2020-2021 nunca produjeron niveles de transmisión/contagios inferiores a regiones vecinas. Tampoco debería sorprendernos cuando al menos un estudio controlado en enfermeras halló incluso que no había diferencias de contagios de gripe entre usar FFP2 ajustada o no ajustada. Esto es, el ajuste es importante cuando el dispositivo puede filtrar virus, pero una FFP2 no puede hacerlo.

    Volviendo a Fauci, recordábamos que afirmaba la inutilidad de las máscaras el 31 de marzo de 2020. Pues bien, la primera recomendación de Fauci para el enmascaramiento fue el 3 de abril, 72 horas después de decir lo contrario a gente de su entorno. ¿Qué cambió en esos 3 días? Precisamente el 23 de noviembre de 2022 Fauci testificó a puerta cerrada durante 7 horas en un caso abierto en los tribunales por los fiscales generales de los estados de Missouri y Luisiana a cuenta de la colisión de las tecnológicas como correas de transmisión de la administración Biden para suprimir la libertad de expresión. Y digo precisamente porque, aun siendo a puerta cerrada, tenemos la transcripción del testimonio de Fauci donde se le pregunta también sobre la política de máscaras.

    Específicamente en el interrogatorio se le pregunta sobre su cambio de 180 grados con las máscaras casi en horas. Dice que habló con distintas personas. Pero no recuerda con quién. Se le pregunta si algún estudio le hizo cambiar de opinión. No puede citar ningún estudio en la respuesta. Ninguno. En este testimonio judicial Fauci estaba obligado a no mentir. Uno de los fiscales remarca el hecho de que no es capaz de citar ni un estudio para acabar recomendando a la gente a usar máscaras, y de que EEUU empezó luego a obligar a su uso sin un estudio claro de su utilidad. Aún más irracional todo, el 5 de abril de 2020, dos días después de iniciar su apoyo público a las máscaras, seguía recomendando no usarlas a su entorno, pues ese día se lo dijo por email a Sylvia Burwell, ex secretaria de Salud con Obama, información que hoy sabemos gracias a la desclasificación de sus mails en 2021. En una aún no censurada entrevista en Bloomberg meses antes, en 2019, Fauci afirmó sin dudarlo que usar máscaras no evita enfermedades de transmisión viral, y dijo literalmente: “hay que evitar estas cosas paranoicas” ( aquí el extracto).

    Para entender la inoculación en la sociedad de la post-verdad de las máscaras hay que entender el escenario de censura y miedo que se propició y alentó desde las instituciones.

    En diciembre de 2022, la prestigiosa revista liberal-conservadora británica The Spectator publicó un artículo de investigación de alcance sobre Matt Hancock, el secretario de Salud de Reino Unido en marzo de 2020, que ha llegado a ser de los artículos recientes más leídos de esta revista. En él se expone negro sobre blanco cómo la imposición de máscaras fue una decisión exclusivamente política, nunca científica. Literalmente dice: “La gente tenía que llevar máscaras porque Cummings (asesor político de Boris Johnson) estaba obsesionado con ellas; porque a Nicola Sturgeon (ministra de Escocia) estaba a favor; y por encima de todo por el simbolismo que daba de una emergencia pública”. En febrero, se dijo a los ministros británicos que las máscaras no eran útiles y en abril de 2020 el Nervtag , un grupo asesor sobre virus respiratorios, les reiteraba lo mismo sin modificar semanas después dicho consejo científico. Como desvela The Spectator , fue la obsesión enfermiza del estratega de confianza de Boris Johnson, Cummings, quien logró inicialmente imponer su uso en espacios hospitalarios y posteriormente en locales cerrados. Incluso Chris Whitty, epidemiólogo en jefe del gobierno británico, seguía a final de primavera reiterándole en comunicaciones privadas al secretario de Salud Hancock que no tenía sentido obligar a todo el mundo a ponerse una máscara. La respuesta de Hancock fue francamente reveladora e inquietante: “No veo razón para no usar la fuerza del Estado para obligarla”.

    Como en 2021 reveló el diario de referencia The Telegraph , la imposición de máscaras fue, según denunciaron decenas de psicólogos, parte de una estrategia de inoculación de miedo y pánico a la población para manipular su comportamiento e incrementar su obediencia a normas y restricciones. Como hizo público este diario en esa pieza, a final de marzo de 2020, el SPI-B, un grupo británico asesor sobre respuesta al covid escribió en un informe: “Un substancial número de personas no se sienten suficientemente amenazadas…necesitamos incrementar la sensación de amenaza entre aquellos que aún siguen relajados usando mensajes agresivamente emocionales.” Un miembro anónimo del SAGE (Grupo Científico Asesor para Emergencias del gobierno anglosajón) admitió al diario: “Los británicos han sido sometidos a un experimento psicológico no evaluado sin decírselo. Todo ha tratado sobre manipular el comportamiento en la dirección que unas élites han decidido, en lugar de decidir primero si eso era o no lo correcto”. Gary Sidley, psicólogo clínico retirado del británico Servicio Nacional de Salud, escribió junto con 46 colegas a la Bristish Phsychological Society preocupados por “las actividades de psicólogos contratados por el gobierno con la misión de obtener obediencia social”.

    Que los noticieros y telediarios durante literalmente meses y meses ocuparan más del 70% de su tiempo con noticias del covid con imágenes y mensajes cada día más tremendos, más aterradores y con más camas y UCIs que curiosamente nunca habíamos visto por ejemplo para los miles de fallecidos de gripe cada año parece que no fue algo precisamente espontáneo de los medios, sino parte de una estrategia de comunicación pretendida por las instituciones y poderes políticos y fácticos. Hoy por ejemplo también sabemos gracias a la compra de Twitter por Elon Musk que esta red social censuró y bloqueó a médicos y doctores expresamente señalados por el gobierno de EEUU por no adherirse a una narrativa concreta respecto al covid. Es más, el gobierno llegó a pagar millones de dólares a las redes sociales para hacer efectiva dicha censura. Relea la última frase porque por impensable que parezca así fue.

    En España, la ex portavoz parlamentaria de Sanidad en tiempos de Julio Anguita Ángeles Maestro en 2021 reveló cómo el Comité Asesor liderado por Fernando Simón fue desde marzo de 2020 informado que el carácter de toda decisión sobre el covid en España sería política antes que científica.

    Hoy, gracias a la acción legal de ciudadanos, se han desvelado informaciones y datos también por ejemplo de las autoridades canadienses a la hora de imponer en 2020 el uso de máscaras. El grueso del debate interno entre los burócratas canadienses fue entre el 11 de abril y el 16 de mayo. Lo más llamativo de ese debate, ya no debería ser sorpresa, es que éste no trató de ciencia ni evidencias, sino fue puramente político. Barbara Raymond confirmó en abril de 2020 en mails con miembros del gobierno canadiense que “la evidencia sobre el uso de máscaras en espacios no hospitalarios es limitada en calidad y cantidad”. Es francamente difícil exagerar lo pseudocientífico, o podríamos decir más propiamente anticientífico, del uso de máscaras frente a virus. Lo más preocupante no es ya el hecho en sí de la imposición social y psicológica de estos artilugios sino la capacidad de la imposición de cualquier imaginable cosa por falsa o absurda que sea mediante el uso de la propaganda, la censura y el miedo.

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      Libertas omnia vincit

      Fernando Herrera · ancapism.marevalo.net / IJM Analisis Diarios · Friday, 9 December, 2022 - 11:00 · 4 minutes

    Para celebrar las próximas Navidades, me he atrevido a usar el latín para dar título a mi artículo; algo que no recuerdo haber hecho nunca. Además, aunque pensaba que la frase era un lema existente, no parece ser el caso: sí existe (como lema) labor omnia vincit , pero no lo mismo con libertas. O sea que es un título inventado, no copiado, como si un servidor supiera hablar latín con soltura.

    Me apresuro a traducirlo: la libertad puede con todo. ¿Por qué se me ocurre ahora este pensamiento? Pues por lo que estamos viendo en China en relación con nuestro ya casi olvidado COVID. Resulta que ya entrando en 2023, más de tres años desde que allí mismo comenzara la pandemia, en aquel país están básicamente como al principio, eso sí, con la gente bastante más cabreada con su gobierno.

    Recuérdese la brillante idea del gobierno chino para combatir el virus: cerrar Wuhan contra viento y marea para impedir que de allí saliera el bicho. Y mientras estaba cerrada, asistir a sus habitantes desde fuera con todas sus necesidades. Básicamente, esa ha sido la estrategia seguida cada vez que el virus ha mostrado su fea corona (que no cabeza) en alguna ciudad o región china.

    Confieso que, al principio, no me parecía mala idea, habida cuenta de que el resto de China permanecía económicamente activa, contrariamente a lo que sucedía en el resto de las economías en que el cierre era total. La incomodidad me venía de la enorme restricción de libertad que suponía para la gente en el área afectada, aunque asumía que era el precio a pagar para mantener libertad económica en el resto de China.

    El paso del tiempo ha venido a demostrar que nunca son buenas las restricciones en la libertad. Y no es que en Occidente la solución haya sido precisamente libertaria. Que no se nos olviden confinamientos, limitaciones a los negocios, obligaciones absurdas de mascarillas y cierres de fronteras, que no se olvide nunca de lo que es capaz el Estado cuando se ve desbordado.

    Pero el caso es que esas restricciones de libertad han resultado comparativamente muy inferiores a las chinas, tanto en tiempo como en alcance. Quieras que no, incluso en España, el país inicialmente más restrictivo de todo Occidente, se podía salir a comprar tu comida en los momentos de mayor opresión gubernamental.

    Parece que esas escasas libertades de movimiento nos fueron acostumbrando en cierto grado al virus, permitiendo la obtención de resiliencia, que solo se adquiere exponiéndose a la adversidad en pequeñas cantidades. Lo mismo que hacían los emperadores romanos para inmunizarse contra venenos, según dice la leyenda.

    Y justo eso es lo que no les han dejado a los chinos obtener. No es de extrañar que el virus reaparezca una y otra vez con fuerza, pues se enfrenta a poblaciones vírgenes en su exposición al bicho real, por muy vacunadas que estén.

    Este análisis, meramente anecdótico, se puede completar con un caso contrario, el de la Comunidad Autónoma de Madrid, donde las restricciones se relajaron considerablemente antes que en prácticamente todo el resto de los países confinados. Esa libertad de movimientos anticipada habría permitido la exposición gradual de los madrileños al virus, otorgándoles así una mejor resistencia antes de que en otras áreas se les imitara. Así pues, es la libertad (en este caso de movimientos) o su carencia, la que hace que unas sociedades ya hayan olvidado el virus, mientras que otras no vean aún luz al final del túnel.

    Nada de lo dicho debe de entenderse como que la gestión madrileña ha sido una gestión basada en la libertad. Ni de lejos. Lo que ha jugado a favor del resultado comparativo entre Madrid y China es que aquí las restricciones de libertad han sido menores: es ese diferencial de libertad lo que explica el diferencial de resultados.

    Cierro con dos corolarios deducibles de lo anterior, si se acepta que es cierto [1] . El primero es que, en caso de no haberse practicado restricciones a la libertad, se hubiera superado mucho antes la pandemia. El segundo me parece el más relevante: pequeños diferenciales de libertad generan cuantiosas diferencias en bienestar.

    En suma, la libertad puede con todo y, por eso, cualquier magro avance que se obtenga frente a la intervención gubernamental compensará con creces los esfuerzos para conseguirlo.

    Que pasen unas felices Navidades.


    [1] Supongo que a los lectores de este artículo les entrarán enormes tentaciones de discutir sobre si lo importante es la resiliencia o la vacunación, o lo contrario. Yo les pediría que eviten la discusión sobre el COVID y la centren en el tema que a mí me parece relevante: el diferencial de libertad y sus efectos sobre el bienestar.

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